Educación, tecnología, motivación y ausencia de recetas

Fotografía 0016

Ninguna herramienta garantiza que, al usarla, la obra resultante sea buena. Tampoco la informática en las clases. Valga esa primera aclaración. Pero sí, que el trabajo a realizar se podrá abordar con mayor facilidad, o quizá que será mayor la motivación. La cuestión inicial es si en ese ítem del programa, o de la propuesta pedagógica, sería estratégico introducir la herramienta informática. La segunda cuestión es definir cuál. No obstante, previo a todo ello, como en toda actividad, es necesario conocer de cuáles herramientas disponemos, pues muchas veces no estamos siquiera enterados de que existen softwares que nos simplificarían enormemente la tarea.

Si se trata de ir de lo general a lo particular, tener un blog, por ejemplo, es de suma utilidad para organizar los contenidos que necesitamos facilitarles a nuestros estudiantes: textos, cuestionarios guía, pautas, presentación general de un tema, y todo aquello que antes les dejábamos en la fotocopiadora, ahora se los podemos colgar en un blog y de ese modo el acceso no tiene límites de lugar ni de momento, y, además, es gratis. Cada uno lo lee, y lo aprovecha en la medida en que así lo necesita, para, en todo caso, luego, imprimir lo que desee. Pero además, cuando median varios días para volver a encontrarse con el profesor, o simplemente porque no quiere perder su idea inicial, en el mismo blog el alumno deja un comentario, una pregunta, pide una aclaración y por lo tanto el contacto se potencia. En tanto, para preparar evaluaciones, o para trasmitirles nuevos conocimientos, existen varios softwares, en los cuales no soy experta, pero se puede recurrir a los tutoriales en internet, y aprender y afianzarse. Por ejemplo, para hacer mapas conceptuales y compartirlos en el aula, paso a paso, contamos con cmap. Se trata de un software libre que permite compartir la trasmisión de conocimientos en forma colaborativa con la comunidad educativa global. Cuando uno se dispone a elaborar un mapa conceptual, puede consultar primero en la red de cmap si ya existen esquemas sobre ese tema. En caso d e que así sea, utilizar uno pre existente tal como está, o intentar adaptarlo mediante algunas modificaciones. En ambos casos, automáticamente el autor de ese mapa recibe una notificación. Si se pretenden introducir modificaciones, le llegarán las mismas y el autor tendrá la potestad de aprobarlas o bloquearlas. En este último caso, quien pretende modificar, mantiene intacta la chance de hacer un nuevo mapa conceptual. Pero además, es sumamente atractiva la posibilidad que ofrece el programa de colocar hipervínculos de manera tal que cuando se llega a un determinado paso del desarrollo de las ideas, con un click en el mismo se pueda pasar a ver un gráfico, leer un texto o ver un video alusivo. Hoy en día, emplear las herramientas tecnológicas en la enseñanza más que una actitud de «snobismo», es prácticamente un mandato, puesto que contamos con las mismas, progresivamente, en las distintas instituciones educativas, y, sobre todo, nuestros estudiantes –y nosotros mismos– estamos cada vez más acostumbrados a utilizarlas, y, por lo tanto, ya no sólo es motivador su uso, sino, y por sobre todo, desmotivadora su ausencia. Claro que tampoco es cuestión de tipear lo que antes teníamos en nuestras cuadernolas y mostrarlo a través de una pantalla. Sería una necia manera de demostrar nuestro desconocimiento de que existe una nueva forma de comunicarnos y que el uso de la tecnología exige nuevas competencias comunicativas, también en nosotros, los docentes.

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