Una vez más ofrecí a los estudiantes, en este caso de un grupo fusionado de sextos de bachillerato, orientación Medicina e Ingeniería del Liceo 7 de Paysandú, luego de haber analizado “Antes del desayuno”, de Eugene O’Neill, la elaboración de imágenes conceptuales que demostraran su conocimiento de la obra, con creatividad.
Las imágenes vinieron acompañadas de fundamentaciones detalladas de las decisiones tomadas en cuanto a elementos incluidos, uso de colores, proporciones, etc., así como con citas textuales que respaldan las mismas.
Trabajaron en duplas y presentaron sus créditos indicando qué hizo cada uno, cuándo y cuánto tiempo le dedicó.
Para quienes no conocen esta obra del cuatro veces ganador del Pullitzer y Premio Nobel de Literatura, sintetizo la trama:
A través de las palabras de la señora Rowland -la única que sale a escena- el público va conociendo el conflicto que aqueja al matrimonio que ha formado con Alfred, el cual, mientras ella se desahoga y le recrimina una a una todas las cosas que han ocasionado su decepción, permanece en su habitación, desde donde apenas se oirá algún bostezo y más tarde un quejido al afeitarse. La mujer, a hurtadillas, se desayuna con un trago de ginebra y prepara un modesto desayuno consistente en café y tostadas -lo único de que disponen ya que están sobreviviendo tan solo con el producido de sus costuras a domicilio-, aunque simultáneamente va a ir espetando a Alfredo que no trabaja, que se va con sus amigos y vuelve tarde y borracho, que no tiene otro recurso para traer algún dinero a la casa que empeñar las pertenencias de ambos -lo último fue un reloj; ya no queda nada de valor-.
Va rememorando en sus embates cada vez más encendidos el desprecio que recibió del padre de su actual marido, un millonario que no quería este casamiento por ser ella la hija de un humilde almacenero. Pero Alfred, igualmente y a costa de perder la fortuna, se casó con ella ya que esperaban un niño. El bebé nacería muerto y es algo que la señora Rowland, en su alegato pleno de dolor, ira, deseos de venganza, es capaz de decirle en este momento a su esposo que fue lo mejor que podía haber pasado para no tener un padre así. Siendo que además acaba de encontrar una carta que devela que Alfred tiene una amante -Elena, quien está embarazada-, la Sra. Rowland grita a un hombre, -que apenas insinúa por los ruidos que se escuchan desde la habitación, que va a levantarse y se va a afeitar-, que no piensa darle el divorcio para que se vaya con su nueva mujer.
Y redoblando el énfasis con que se dirige a su marido, quien es escritor, lo humilla como tal, al decirle un escribe cosas estúpidas que nadie querría comprar.
La escalada de insultos se va a ver cortada cuando luego de un segundo gemido, un goteo que se oye desde donde ella está, la Sra. Rowland vaya a la habitación, desde donde saldrá horrorizada y dando un alarido desgarrador, debido a que sí… aunque quizá el espectador no lo habría sospechado, el silencio de Alfredo no significaba indiferencia, sino impotencia, depresión, y una desesperación tal que lo llevó a quitarse la vida.
Los trabajos:
Utilizando ambos lados de la hoja y manteniendo entonces la separación que establece en la obra la puerta, Mariana Lecor y Lucas Vega, realizaron estas imágenes.
También usaron ambos lados de la hoja Luigi De Agostini y Mayra Feijó, de quienes se aprecia aquí también el inicio de la fundamentación entregada:
Otra creación, en este caso de Matías Chalking junto a Gabriel Pastorino:
Y en este caso, el trabajo de Lucía Acevedo y Sofía Luberiaga:
Iván Vega y Facundo Acevedo, hicieron esta conceptualización: