Cerrando el trabajo con algunos textos de determinados autores, en grupos de 5tos. y 6tos. de Bachillerato, se puso como consigna elaborar un ensayo respecto del siguiente tema: El pensamiento como punto de partida y condicionamiento de nuestra forma de ser. ¿Somos lo que pensamos?
Aquí se irán publicando algunos trabajos que sus autores han querido que tengan ese destino: compartir su opinión, difundir su voz.
A partir del trabajo con los poemas de Jorge Luis Borges, pero especialmente con El sueño, del libro El otro, el mismo, Franco Amaro, de 6to. Medicina 3, turno vespertino del Liceo 7, escribió:
CON LOS OJOS CERRADOS Y LOS SUEÑOS DESPIERTOS
Mi opinión sobre los sueños se basa principalmente en mi experiencia y pensamiento personal sobre los mismos.
El hecho de «dormir» es la puerta hacia el mundo que crea nuestra subconsciencia, los sueños. En donde tú puedes llegar a ser y/o tener lo que más deseas en la realidad.
Sin embargo los mismos no siempre son buenos, y no lo digo por las pesadillas, sino porque determinados sueños pueden llegar a causar que quieras vivir en los mismos, aislado de la realidad en la que vives. Pueden consumirte, de tal manera que ya no quieras vivir en esta vida.
Mientras que por otro lado tenemos los sueños que nos mantienen en pie en la realidad, los que nos dan un propósito en esta vida, son aquellos los cuales únicamente nosotros podemos lograrlos: las metas y proyectos.
Generalmente cuando nos ponemos a dormir es porque nos sentimos cansados física y mentalmente, sin embargo una vez que cerramos los ojos, de a poco vamos entrando en un sueño profundo, como si a través de nuestras mentes nos trasladáramos a otro mundo; en el cual no hay límites para la creación e imaginación de lo que queremos ver y/o hacer, ahí nada es imposible, todo es tan maravilloso, mágico e irreal. Podemos soñar con cualquier cosa, con lo menos esperado, con algún familiar, amigos, un amor, animales, paisajes, con algo que al despertarnos y cuando lo pensemos no le encontremos lógica o si la encontramos no se la podemos contar a nadie porque no lo entenderían, pues de eso también se tratan los sueños, de soñar hechos en los cuales solo nosotros le podemos encontrar sentido y una relación (o no) con la realidad. Es por eso que cuando estamos en medio sueño y nos despiertan bruscamente sentimos que nos han robado una fortuna (como diría Borges), que nos han sacado de ese lugar tan lindo en donde, por ejemplo, estabas con alguien y/o algo que te genera demasiada felicidad. Pues los sueños te hacen sentir hechos que en la realidad difícilmente sucedan, te pueden llegar a hacer sentir de una manera inexplicable. Es a raíz de esto, o sea de cuando nos despiertan, que volvemos enseguida con un tanto de impotencia a cerrar los ojos, intentar dormir, y tratar de volver a ese sueño tan lindo.
Es también que a causa de todo esto, me vienen diferentes pensamientos y preguntas, como por ejemplo, ¿y si soy el sueño de alguien? ¿Y si soy el sueño de Dios, el cual es nuestro creador según mi religión? O sea que si Dios se despierta ¿todos desapareceremos? ¿Será esta la realidad o estoy viviendo constantemente en un sueño, y cuando me duermo me estoy despertando y volviendo realmente a la realidad? ¿Será que todos los sueños tienen algún significado? ¿Si los sueños son irreales y mágicos, será entonces que nos están dejando ver cosas que nunca vamos a poder ver y/o tener? ¿Puedo convertir los sueños en realidad?
A demás de esas preguntas, escribir sobre los sueños también me hace pensar que una persona perfectamente puede empezar a gustarle y/u obsesionarse con los sueños, llegando al punto de querer vivir más en los mismos que en esta realidad. Y a esto lo puedo explicar mejor relacionándolo con la película «Before I Wake» , en español «Somnia: Antes de despertar». La misma se trata sobre Cody que es un niño despierto, sensible e inteligente. Parece extraño que Cody sea tan dulce después de un historial familiar terrible (su madre murió cuando era muy pequeño y desde entonces ha cambiado de padres bajo circunstancias poco esclarecidas. Su última madre adoptiva desapareció, al tiempo que su padre adoptivo en turno acabó en el psiquiátrico). Jessie y Mark afrontan el reto, desean ser los padres definitivos de Cody y que por fin se sienta parte de una familia para siempre. Pero eso no es todo: les fue advertido que el niño tiene “problemas de sueño”. A Jessie se le hace natural que con tan horrible pasado no pueda dormir fácilmente, pero pronto empezarán a descubrir que esos “problemas de sueño” van más allá de una simple mala noche. En poco tiempo se percatan de que su hijo tiene un inexplicable don: Hacer sus sueños realidad. Al caer dormido, sus sueños se materializan y lo que ocurre en lo profundo de su psique es visible y palpable para los que están despiertos. Jessie y Mark están maravillados con las hermosas escenas oníricas (como por ejemplo poder ver a su único hijo, ahora ya fallecido), llegando al punto de querer que Cody siempre duerma para poder ver a su hijo genético; pero pronto recordarán que cuando uno duerme no todo son dulces sueños…
Por otro lado, todos tenemos (o por lo menos yo sí) algo que iguala o muchas veces supera a esos tipos de sueños: las metas y proyectos. Pues estos te mantienen en pie durante la guerra constante que estamos viviendo en esta realidad y/o con uno mismo. Son como el o los propósitos que cada persona tiene en la vida.
En mi caso mi meta principal por ahora es terminar mis estudios recibiéndome de médico, sin embargo soy consciente que antes de realizarlo voy a tener que pasar por miles de pruebas que pone la vida, como por ejemplo el hecho de perder un examen para mi será muy duro porque hasta el momento no he vivido ese tipo de experiencia; o también el hecho de saber que muchas personas van a intentar tirarme abajo diciendo «vos no servís para esto, hacé otra cosa». Pero bien dice el dicho «lo que no te mata, te fortalece»-. Sin embargo creo que lo más difícil de todo esto está siendo (y será) la batalla que tengo conmigo mismo, es decir considero que soy como un pájaro y que no tengo que dejar que me corten las alas, y mientras más alto vuele no va haber nada que no pueda conseguir. Estar siempre con una sonrisa en alto y demostrar que nadie ni nada me podrá vencer.
Concluyendo diría que la vida es hermosa y demasiado corta por lo tanto hay que vivirla al máximo cumpliendo todas nuestras metas y proyectos, no dejando que simples tropiezos y guerras nos arruinen nuestros sueños, porque de las derrotas se aprende y de los sueños se vive. Y dejar que algunos de nuestros sueños sean como olas que se van, libres como el viento en mitad del mar, porque creo que la vida es un tesoro sin igual.
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Otra estudiante, en este caso de 6to. Economía, Agustina Castro, trabajó con una obra dada este año, El proceso, de Franz Kafka, y también con una dada en 5to., Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, y se expresó de la siguiente manera:
¿LO PIENSO O LO PIENSAN?
Los pensamientos construyen la realidad, entonces somos y vivimos lo que pensamos cuando reflejamos de manera pura y auténtica nuestros pensamientos y los convertimos en realidad. Sin embargo, cuando dejamos que nuestros pensamientos sean condicionados por el exterior, ahí pasamos a ser lo que otros piensan, es decir, dejamos de vivir y guiar nuestra vida por propósitos, sueños y proyectos que nos habíamos creado y pasamos a vivir y guiar nuestra vida de acuerdo a los pensamientos de otros.
Cuando venimos al mundo, venimos a vivir una realidad que está compuesta de tradiciones, creencias, conocimientos, prejuicios, etiquetas, puntos de vista, comentarios, ideas, opiniones, posturas, acciones, que otros crearon. Nosotros somos quienes decidimos si vivimos en esa realidad impuesta o creamos otra a través de cosas que pensamos e imaginamos que son lo mejor y más adecuado para nosotros.
Para marcar las consecuencias que pueden tener el hecho de que guiemos nuestra vida por la realidad que otros crean a través de sus pensamientos, es prudente traer a colación al protagonista de “El Proceso” de Franz Kafka: José K.
A lo largo de la historia se muestra la caída del protagonista en un pozo de miedo, de incomprensión y de culpa. K. se sabe inocente, pero al verse cada vez más envuelto en el sistema de corrupción, escucha, ve y siente actitudes y situaciones de otras personas que están construyendo a través de irregularidades, ilegalidades y absurdos una realidad opuesta a la que K tenía creada, es decir están haciendo que no pueda evitar dudar de sí mismo, de las acciones que llevó a cabo en su pasado, a lo largo de toda su vida, lo que hace que se convierta en un hombre de carácter inseguro y sin una actitud firme, lo que determinará que, sin motivos, sea ejecutado y muera “como un perro” por un delito que no sabe cuál fue.
Muchos factores hacen pensar que si K hubiera confiado en sí mismo y no se hubiera dejado influenciar por lo que otros decían y por la realidad que le armaron, el final sería otro. Una persona completamente segura en sí misma y segura de que no cometió ningún delito no dejaría avanzar este proceso, buscaría ayuda y terminaría con ese sistema que lo fue envolviendo y le creó dudas acerca de su propia vida.
K. fue un subproducto de lo que planearon y organizaron otros por él, sin preguntarle. Y al ser nuestros pensamientos decisivos para la forma en que vivimos, comenzó a vivir su vida en torno a su juicio, que al comienzo de la obra se le antoja injusto, pero termina por constituir el eje de su existencia: su trabajo y sus deseos pierden entidad ante el peso de ese proceso oscuro y abstracto que pende sobre él. Sus relaciones con los demás se degradan por ello, ya que K. termina por volverse cauto y desconfiado, y sólo puede ver a otras personas como posibles defensoras o enemigas acérrimas.
De manera contraria, para mostrar lo que pasa cuando guiamos nuestras vidas por nuestros propios pensamientos y nos construimos la realidad más adecuada para nosotros, se puede traer el caso de “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes. Este personaje piensa que la mejor manera de vivir es como en las novelas de caballería. Adopta un nuevo nombre, decide enamorarse de Dulcinea de Toboso, a la que nunca ha visto, y sale de casa en busca de aventuras con su escudero Sancho Panza para mejorar el mundo. La caballería es una religión para don Quijote. Ve la realidad de forma diferente, no le gusta el mundo así como es y lo quiere mejorar. Todos piensan que Don Quijote está loco, pero lo que en verdad hace es crear su propia realidad y vivir según sus propias reglas.
A pesar de que Don Quijote también guió su vida por pensamientos que otros crearon (en los libros de caballería), no lo hizo para adaptarse a la realidad impuesta, sino que, al contrario, fue para vivir la vida “antigua” que quería vivir. Aunque tuvo que desafiar la realidad que estaba impuesta en ese momento, lo cual requiere mucho esfuerzo y le trajo muchos problemas, es más valioso porque vivió feliz y satisfecho al guiarse por sus ideales sin dejarse influenciar por los de los otros.
Claro está que cuando dejamos que las cosas del exterior afecten nuestros pensamientos para mal o cuando nos dejamos condicionar por ellas simplemente para adaptarnos a la realidad impuesta, puede muchas veces repercutir en nuestra autoestima. Esto se puede ver en ejemplos sencillos, como lo puede ser en una pintora que al no tener buenas críticas deja de confiar en su arte y se resigna a creer que lo que hace no es bello ni está bien. Si sentimos o nos dicen que somos malos, que no hacemos las cosas bien, que estamos locos por querer ser diferentes, que estamos “atrasados” y debemos adaptarnos al mundo en que vivimos, y dejamos que esto se convierta en nuestro propio pensamiento entonces vamos a crear esa realidad sobre nosotros mismos, aunque anteriormente pensábamos que lo que éramos y hacíamos era lo que mejor se adaptaba a nuestras expectativas.
De esa manera pasaríamos a vivir nuestra vida como los otros piensan que está bien y no como queremos, no siguiendo nuestros propósitos, sueños y proyectos.
Un comentario sobre “Los jóvenes opinan: Cómo influye nuestra forma de pensar en nuestra forma de vivir”