Como estudiosa de la literatura desde hace mucho tiempo, Phillips siempre había estado interesada en la manera en que la lectura literaria podría moldear la visión del mundo que tiene la gente. Al menos la evidencia anecdótica parecía indicar que, en comparación con la lectura informal, el tipo de análisis crítico de textos que se enseña en las aulas agudizaba la atención.
Para probar esta teoría, Phillips e investigadores del Stanford Center for Cognitive and Neurobiological Imaging [Centro Stanford de Imagenología Cognitiva y Neurobiológica] utilizaron una máquina de resonancia magnética funcional para escanear el cerebro de 18 participantes mientras leían un capítulo de la novela de Austen, Mansfield Park. En primer lugar, se les pidió a los participantes que leyeran el capítulo de manera informal, como lo harían si lo estuvieran leyendo por diversión. Luego se les pidió que hicieran una lectura detallada, que es un término que comúnmente se usa para describir el tipo de escrutinio de los detalles y las formas que se requiere para analizar textos en un curso literario. Para asegurarse de que los participantes pudieran alternar satisfactoriamente entre estos dos modos de lectura, todos los participantes seleccionados estaban cursando estudios de literatura a nivel de doctorado.
Los investigadores observaron un cambio significativo en los patrones de actividad cerebral cuando los estudiantes de doctorado pasaron de la lectura informal a la lectura crítica. La lectura crítica aumentó el flujo de sangre a través del cerebro en general, y específicamente hacia la corteza prefrontal.