Todos los días, en los distintos ámbitos en que nos desenvolvemos, estamos expuestos a mensajes publicitarios y propagandísticos.
Ahora bien, técnicamente, deberíamos llamar al conjunto de mensajes que recibimos (spots televisivos, anuncios en revistas, cupones, cartas de venta, patrocinio de actividades, llamadas de telemarketing, correos electrónicos, productos de obsequio, catálogos, etc) comunicaciones de mercadotecnia. Entre todas las herramientas que tiene el marketing la publicidad es solamente una de ellas.
Según William Arens, “publicidad es una forma de comunicación no personal, estructurada y compuesta de información, por lo general pagada y de naturaleza persuasiva, sobre productos (bienes, servicios o ideas), por patrocinadores identificados a través de varios medios”.
Para Óscar Pedro Billourou, publicidad “es la técnica de comunicación múltiple que utiliza en forma paga medios de difusión para la obtención de objetivos comerciales predeterminados, a través de la formación, cambio o refuerzo de la actitud de las personas sometidas a su acción”.
Luis Bassat, en tanto, sostiene que “publicidad es… el arte de convencer consumidores”.
Además de analizar estas definiciones, es relevante, al comenzar a estudiar publicidad, aprender a diferenciarla de la propaganda. Este último término viene del latín “propagare” y significa propagar, es decir, que es tanto la acción como el efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores.
si nuestro opinión no tuviera efecto en el otro,no habría propaganda ni publicidad.
Los locutores y presentadores de TV tienen responsabilidad de la opinión que propalan.
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Las dos cosas que dices son ciertas y se relacionan con temas más amplios: la primera de ellas, la función apelativa del lenguaje y la capacidad de utilizarla con competencia por parte de todo emisor de un mensaje.
La segunda, nos llevaría a enfocar el deber periodístico número uno que es separar información de opinión en primer lugar. Luego, de hacerse responsables sí, de sus dichos, algo que de hecho es así, y en caso contrario cada integrante de la sociedad tiene derecho a iniciar las acciones correspondientes para que se haga cargo.
Pero quizá, de todo, lo más apasionante es profundizar en la competencia comunicativa de los oyentes y televidentes (así como de los lectores de prensa) para captar exactamente cómo se ha manipulado el mensaje que se le dio en una opinión, y poder asimilarlo y procesarlo (incorporándolo total o parcialmente, o rechazándolo) según su libre criterio. Es el mayor desafío de las democracias.
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esta muy completa las definiciones sobre publicidad y propaganda me gustan las definiciones
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