Cuentos de Don Verídico / Julio César Castro (Juceca)

 

Fotomontaje de Braulio Paz sobre el cuento "La jirafa"

Fotomontaje de Braulio Paz sobre el cuento "La jirafa"

                                                                                       

LA VACA NO ES BICHO DE ALTURA

Hombre que supo ser asunto serio para contar las películas del biógrafo, ahura que me viene a la memoria, el Pocholo Fomento, casau con Mantecosa Gotera. A la mujer lo conoció a la salida del biógrafo del pueblo, que al Pocholo lo dejaban entrar gratis porque era el que repartía los programas casa por casa, y eso a la muchacha la deslumbró, porque era como si el Pocholo perteneciera a la farándula, como si fuera artista, como quien dice una estrella de cine, que para ser norteamericano lo único que le faltaba era hablar. El Pocholo era un peligro, porque donde caía el Pocholo, ahí el Pocholo se ponía a contar alguna cinta de biógrafo y no había quien lo parara. Y una vuelta el Pocholo cayó por el boliche El Resorte, pidió una gaseosa, le sirvieron una cañita, y al primer trago ya arrancó a contar. Como era la primera vez, la gente del boliche lo respetó y algunos hasta se interesaron, en especial la Duvija, porque para ella los artistas eran una cosa soñada como adelgazar comiendo de todo. Y el Pocholo contó una de aventuras, del biógrafo catástrofe, que según él, traducida al castellano se llamaba «No dejemos que abuelita se suba al techo». Cuando le preguntaron cómo era, él contó:
– Se trata de una vaca holandesa que la llevan pa un concurso de café cortado y con espumita, pero en los cuernos de la vaca llevan un contrabando de diamantes y los agarra una tormenta a trescientos mil metros de altura.
– ¿Cuántos metros dijo el señor?.
– Pongalé mil y pico. La cosa es que los agarra bruta tormenta, y la azafata se pelea con el piloto porque le encuentra una foto de la mujer y los nenes, y pa vengarse le afloja un tornillo al avión, y cuando les pasa un rayo cerquita se le cae un ala y la vaca se pone nerviosa por el zarandeo y porque se apuna, porque la vaca no es bichito de altura. Ahí el avión se llena de pánico hasta los topes y la gente grita mientras una monja reza, un nene muerde un osito hasta que el osito lo muerde al nene, y aparecen unos músicos y tocan el viejo tema «Agarrate Catalina que vamos a galopar», de un recordado autor anónimo de grandes éxitos.
En el Resorte había una calma chicha, de las que asustan porque son señales de que la cosa se viene. Y el Pocholo siguió contando que la vaca se mareaba, y que en una sacó la cabeza por una ventanilla y desde una avioneta le manotearon los cuernos con los diamantes, y de repente se le entreveró con otra película y resulta que la vaca era un espía ecuatoriano disfrazado para matar a Robert de Niro que era una viejita que vivía en un sótano con un sobrino de Superman que había sido piloto de un Jumbo 707 en la primera guerra mundial. Y hasta ahí nomás lo dejaron contar, porque Rosadito Verdoso le reventó un par de higos en la frente, lo sacaron para fuera y se acabó la función. Después, el tape Olmedo comentaba.
– Se lo merecía, porque los animalitos vacunos no son pa juguete.
El fumigador, que había llegado a pedir un vaso de agua porque era la hora de la pastilla, agregó:
– Y los aeroplanos tampoco.
FIN
Soledad Medina y Nicole Boutrón ilustraron el cuento "El matero"
Soledad Medina y Nicole Boutrón ilustraron el cuento «El matero»
Ilustración del cuento "Uno con ruedas" hecha por Carolina Cano y Lucía Flores

Ilustración del cuento "Uno con ruedas" hecha por Carolina Cano y Lucía Flores

Collage de Pamela Martínez, sobre el Boliche EL RESORTE

Collage de Pamela Martínez, sobre el Boliche EL RESORTE

En la cuadernola de Sebastián Rodríguez, quedaron estos trazos sobre "Pollo ecológico"

En la cuadernola de Sebastián Rodríguez, quedaron estos trazos sobre "Pollo ecológico"

Boliche EL RESORTE, según Celia Sanchis, Florencia Portillo y Lucía Pérez

Boliche EL RESORTE, según Celia Sanchis, Florencia Portillo y Lucía Pérez

11 comentarios sobre “Cuentos de Don Verídico / Julio César Castro (Juceca)

  1. 1)

    AL ACOSTARSE SE PATINABA CON LA SABANA CON BRILLO

    Hombre que supo tener problemas con las cosas importadas de importación, aura que dijo y me viene a la memoria, un tal Gallineto Gatillo, hijo del viejo Gatillo, que al viejo le tenían prohibido el aceite pa que no se disparara.
    Gallineto se casó con Furibunda Mansa, que a ella se le antojo tener cama con sabanas importadas y de nailon, de las brillosas, y el marido, Gallineto, las quería de crea cruda, y con las iniciales bordadas porque le gustaba leer en la cama.
    Pero ella fue y le dijo en la propia cara, mirá Gallineto, le dijo, vos sos un anticuado y un ridículo, eso es lo que sos vos, porque pa que sepas, le dijo, ahora se usa la sabana de colores y de nailon, ¿me oíste abombau?, le dijo.
    Gallineto estuvo a punto de doblarle una espumadera en el lomo, pero se aguantó pa no empezar el matrimonio con desperfectos de vajilla. Así que compraron dos juegos de sabanas de colores y nailon, y ella tendió la cama de sabana bien tirante, que aquello parecía un espejo.
    Ni bien Gallineto se tiró en la sabana pegó una patinada que salió como chijete por una ventana.
    Por eso fue que una vuelta el hombre no aguantó más, sacó la sabana de abajo y la puso en la mesa, como mantel. Era un lío, porque se sentaba a comer y al verla le daba sueño.
    Y una noche, estaban comiendo, cuando un redepente se abre la puerta, se apaga el farol, se oye un ruidaje extraño, y vuelan platos y cubiertos pa todos lados. Cuando Gallineto prendió el farol, miran así, y el mantel no estaba. Ahí corrió pal cuarto a buscar la escopeta, y volvió sin la escopeta porque se acordó que no tenía escopeta. Mientras la mujer gritaba en un solo grito, el hombre se fue hasta el boliche El Resorte y contó todito lo que le pasaba con la sabana.
    El que más el que menos, opinó. Pero el que la embocó, fue el tape Olmedo, porque fue el que dijo, dice:
    – Eso ha sido fantasma moderna. Pa mi, lo que tiene que hacer, es poner la otra sabana de mantel, pero clavarla a la mesa con tachuelas. Usté clava con tachuelas, y dispués viene y me dice.
    Dicho y hecho. Pa la otra noche Gallineto puso sabana de nailon como mantel, pero bien clavadita con tachuela. Taban comiendo, cuando otra vez se abre la puerta, se apaga el farol, pasa todo aquello, y cuando Gallineto prende de nuevo, miran así, y la mesa no estaba. Salió con la mujer, y la encontraron en el patio, trancada contra unas macetas. Miran abajo, y ahí, acurrucadita, hecha un ovillo, estaba la fantasma en un temblor de vergüenza y miedo. A Gallineto y señora les dio una lástima, que le regalaron un juego de sabanas de nilón y la despidieron con un «disfrutelás con salú». En noches de luna, dicen, se la veía pasar, brillante, alegre y juguetona.

    EL SORPRENDENTE CASO DEL LOBIZÓN SORPRESA

    Asunto que supo ser como de brujería, lo que hizo un tal Moretón Mortajo, lobizón él, pero del tipo lobizón sorpresa, de los que nunca se sabe en qué se le pueden convertir. Lobizón con un respeto pa la fecha, eso hay que decirlo, porque se convertía nada más que los viernes a la medianoche. Y tanto en bicho como en cosa cualquiera. Como ni él ni naides sabía en qué se podía convertir, los viernes lo invitaban al boliche El Resorte y se armaba timba. La gente apostaba, y el que acertaba en qué, se llevaba toda la plata. Y Moretón Mortajo, que era el que hacía el trabajo más difícil, apenas si lo arreglaban con una copita y un quesito con mermelada pa picar. Y una noche va y se convierte en ventilador. No embocó naides, y arriba salieron varios engripados porque hubo corriente y además se volaron varios billetes. Otra noche, a las doce en punto, va y se convierte en arroyo crecido, y no acertó naides y arriba casi se ahogan cuatro. Algunos de los timberos lo quiso cachetear por convertirse en cosas así, que nadie le podía embocar. Y un viernes 13, lo invitaron a que fuera al Resorte pa formar timba, pero que fuera temprano, le dijeron. Medio en secreto pero las voces se corrieron y llegó gente de lejos, y algunos con plata fuerte como ser treinta y dos pesos, y hasta más. Lo hicieron ir temprano cosa de tener tiempo de irlo observando y ver de adivinarle algún gesto que diera una pista. Le sirvieron vino, lo hicieron caminar de allá pa acá, lo tuvieron un rato sentado en una silla, le preguntaban cosas, datos y chismes de los hermanos y abuelitos, le averiguaban gustos, todo pa ver si le descubrían una inclinación, un algo, una señal pa ver si esa noche se convertiría en ternero, en cacerola, en sillón de dentista, en puesta de sol, en teléfono ocupado, cosas así, porque era lobizón sorpresa. La Duvija, un suponer, opinó que por la manera de sentarse podía convertirse en espejo de tualé. El tape Olmedo fue y le comentó a Rosadito Verdoso, le dijo:
    – Pa mi, por la forma que tiene de agarrar el vaso, clavau que se convierte en estatua de hombre leyendo un libro.
    Rosadito Verdoso lo miró así al tape, y le dijo que de ninguna manera, y que por la forma que estaba peinado esa noche no andaba lejos de que se convirtiera en un fardo de pasto seco. Cada uno se hizo una idea, y cuando se acercaban las doce de la noche empezaron las apuestas con el nombre de lo que sería, y cada cual a poner la plata en el mostrador porque no se aceptaba si no se veían los pesos.
    A lo lejos sonaron las campanas de las once, y todas las vistas estaban clavadas en Moretón Mortajo, y Moreton serenito y sin dar señales. La solitaria campanada de once y media hizo que la gente se moviera inquieta de un lau pal otro, y se rascaban las barbas sin un criterio y alguno se asomaba como pa ver la noche, como si el viento o la luna llena le pudiera dar el dato justo, pero nada. Hasta que empezaron a sonar las que iban a ser doce campanadas, las de la medianoche, la hora en que el lobizón sorpresa se había de convertir. Y a las doce en punto, va y se convierte en sargento de policía. Los acusó de timba con cuerpo del delito a la vista, y sin siquiera sacar el arma de reglamento les decomisó todita la plata y los dejo tres días encerrados en el boliche, incomunicados, y pa pior, sin vino.

    EL VINO LE BAJABA COMO TROPA DE CASCARUDOS

    Soporífero Corchea era un hombre tomador de todas las bebidas y famoso por el aguante. Un hombre que entraba a chupar, y dejaba el tendal contra los mostradores. En el asunto de mantener la vertical sin hamacarse, humillaba. Una vuelta cayó por el boliche El Resorte. Alardeando llegó, y criticando.
    – En este boliche la bebida es floja como el agua de los fideos.
    Nadie le dijo nada pa evitar cuestiones, pero el tape Olmedo le puso una damajuana de vino arriba del mostrador y lo invitó. Era un tinto que la gente del boliche tanto lo usaba pa una fiesta como pa pintar exteriores. Especial pa curar bicheras, pa matar hormigas, pa olvidar las penas o pa sacarle la herrumbre a los fierros comidos por la humedá. Como quien dice, un vinito multi-uso. Soporífero Corchea miró la damajuana como sobrándola. Despreció el vaso que le ofrecieron y pidió un jarro. Lo llenó de vino hasta los topes, le hizo una guiñada a la Duvija de puro canchero, y se lo tomó. Lo primero que sintió fue una sensación como si por el garguero le fuera bajando una tropa de cascarudos con zapatos de trepar a las montañas. Pensó que además del vino, se estaba tragando pedazos del jarro de aluminio Mariposa.
    Era un vino que antes de llegar a destino le hacía sonar la campanilla como alertando sobre el peligro, pero ya era tarde. El estomago de Soporífero Corchea estaba hecho a todos los rigores, era sufrido y aguantador, y como el higado, sabía soportar todo tipo de ataque de a traición. Pero aquello era otra cosa. Era algo desconocido. Algo que ninguna barriguita era capaz de soñar que un día pudiera pasarle.
    Uno sabe qué es el pánico, uno ha escuchado historias de terror, uno es capaz de imaginarse la calcinante fogata del infierno, uno alguna vez se reventó una uña con el martillo y tiene una idea del espanto, uno sabe muchas cosas, pero mientras no sepa lo que es recibir aquel vino en los interiores, no sabe nada de nada.
    Y a Soporífero Corchea, así como le caía el líquido le subían los vapores, con efectos varios. Primero se le reviraron los ojos. Con el derecho miraba el techo y con el izquierdo veía entrar una pareja de elefantes rosados a lunares. Después le rechinaron los tobillos, empezó a escuchar redobles de tambores australianos, se le marchitó una oreja, y por primera vez en su vida habló en alemán. Pa la madrugada salió, chiflando en búlgaro y jugando al rango solo.
    – ¿Y cómo es que a la gente del Resorte no le produce semejantes efectos?.
    – Es que lo toman pensando en otra cosa.

    2)

    Los dos nombres que nos causaron gracia son : Moretón Mortajo y Furibunda Mansa; y las dos frases : — «Ni bien Gallineto se tiró en la sábana pegó una patinada que salió como chijete por una ventana».
    — «Con el derecho miraba el techo y con el izquierdo veía entrar una pareja de elefantes rosados a lunares».

    3)

    A nosotras nos gustaron mucho los cuentos que fueron leídos en clase, porque todos tenían cierto humor «sano», con vocabulario, dichos y frases de la época, a veces un tanto incoherentes. Esto, junto con otros detalles, nos llevaron a darnos cuenta que los cuentos se desarrollaban en el ámbito rural, pero ninguno de estos nos daba detalles para que pudiéramos ubicarnos exactamente en una zona. Sólo sabemos que todo se desarrollaba alrededor de un boliche llamado «El Resorte», un boliche fantasma por el motivo de que es nombrado en todos los cuentos, en diferentes escenas.

    Camila Garin y Aldana Giordano. 4°3. Colegio y Liceo Nuestra Señora del Huerto.

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  2. BAILE CON REFALÓN.
    Hombre que supo preparar las cosas fue un tal Mequetrefe Lunar casado con Anodina Viñeta, que se conocieron en el velorio del finadito difunto Mirenlo Soslayo que diva por el borde de un cerro y tuvo la muerte de la vereda – la muerte de la vereda?. si se piso los cordones. Mequetrefe Lunar era un hombre especial para preparar las cosas. una vuelta preparo una fiesta con baile y en lugar de regar el piso con creolina para combatir el pulguerio, lo rego con grasa de carro. para que las pulgas no pudieran armar el salto.
    – Los invitados?, los invitados entraban por una puerta y salian por la otra. Pasaban en una sola patinada . Despues para que no se les salieran, le cerro la puerta del fondo y se estrellaban en bandas. quedo una muchedumbre contra la puerta, amontonados como aceituna en botella. en esa festichola que le sotelo, se conocieron Crocoleto Crocoto y Profanita La poca, – se conocieron bailando?, – y.. se conocieron pasando, porque ella piso la grasa y paso como chijete pal´fondo. y el le alcanzo a decir -adiooos. – y ella?, – fue hasta el fondo revoto y cuando volvio a pasar con una patita levantada, el otro dijo al vuelo – patinando un poco vecina!. Profanita La poca hizo un viraje para esquivar un viejito; y de regreso le contesto – dando la vuelta y usteed!. Los musicos le tomaban estereofonico, porque se cruzaban y se pasaban de un rico a otro sin dejar de toar en una sola patinada, una vuelta Cocoleto Crototo se prendio al marco de la ventana y cuando vio venir a la muchacha, la quizo manotear para frenarla pero ella lo esquivo y alcanzo a decir: – cuidado que mama nos miiira!. si que la madre tambien estaba, – en una sola ptinada la vieja pero son sacarle el ojo a la hija, porque la sabia media diabla para los amorios. Ahi fue que cayo la gente del boliche » El Resorte» y como no estaban invitados hicieron una abalancha para colarse y entraron corriendo. La primera entrada triunfal la hizo Rosadito Verdoso, – usted tiene visto el campeon de patinaje sobre hielo?, – pero me lo imagino, – bueno igual pero sentado y comiendo higo. Y atras el resto gambetead gente para no estresarse. La vieja comento – me gusta porque esta animadito el baile!, y salio abrazada con el viejito que no podia parar. – y digame don veridico, no habia alguien que le encontrara solucion al problema? – saatamente si si, El Tape Olmedo, habia caido al baile con una bolsa de arena en el hombrot entro a desparramar arenay la gente se fue frenando con con la mano, – para que el tape olmedo fue al baile con una bolsa de arena?, – a conquistar novia, se apalabraba una china, le mostraba la bolsa y despues le decia – tiraate que hay arenita!. Le rendia una tremendidad.

    LOS NOMBRES QUE NOS RESULTARON GRACIOSOS SON: COCOLETO CROCOTO Y PROFANITA LA POCA.

    DICHOS: Los musicos le tomaban estereofonico, porque se cruzaban y se pasaban de un rico a otro sin dejar de toar en una sola patinada.
    Jose Beceiro, Lucia de Souza, Valeria Caraballo.
    Colegio Nuerta Sra. del Huerto – 4to 3.

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  3. Colegio Ntra. Sra. del Huerto – 4to 3.

    OPINIÓN

    Todos los cuentos de «Don Verídico» están ilustrados en un ambiente rural, en ellos existen gestos y llamados de atención, extraños personajes y situaciones irreales que van creando permanente trastorno de la realidad. A partir de esos absurdos hechos, se va creando un humor delirante.
    Hay personajes que aparecen en todos los cuentos, por ejemplo: El tape Olmedo, Rosadito Verdoso, etc.
    Estos cuentos están relatados en tercera persona.
    Están en tiempo pasado, son historia en las que supuestamente Don Verídico estuvo presente, aunque son difíciles de creer, las cuenta como ciertas.

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  4. Colegio Ntra Sra del Huerto. – 4to 3

    BAILE CON REFALÓN.

    Hombre que supo preparar las cosas fue un tal Mequetrefe Lunare casado con Anodina Viñeta, que se conocieron en el velorio del finadito difunto mirenlo sosrayo que iba por el de un cerro y tubo la muerte de la vereda , – la muerte de la vereda ? . se piso los cordones . Mequetrefe Lunar era un hombre especial para preparar las cosas . una vuelta preparo un fiesta con baile y en lugar de regar el piso con creolina para convatir el pulguerio , lo rego con grasa de carro , para que las pulgas no pudieran armar el salto . – y los invitados ? . – loa invitados entraban por una puerta y salian por la otra . pasaban el una sola patinada . despues para que no se le salieran , le cerro la puerta del fondo y se estrellaban el bandadas . quedo una muchedumbre conta la puerta , amontonados com aceituna en botella. en esa festichola que le sotelo, se conocieron crocoleto crocoto y profanita la poca, – se concieron bailando?, – y… se cnocieron pasando, porque ella piso la grasa y paso como chijete pal´fondo. y el le alcanzo a decir – adios!. y ella? – fue hasta el fondo, revoto y cuando volvio a pasarcon una patita levantada, el otro dijo al vuelo: – patinando un poco vecina!. profanita la poca hizo un viraje para esquivar un viejito, y de regreso le contesto: – dando la vuelta y usted!. los musicos le tomaban estereofonico, porque se cruzaban y se pasan de un rincon a otro sin dejar de tocar en una sola patinada. una vuelta cocoleto crocotose prendio al marco de la entana y cuando vio venir a la muchacha, la quizo manotear para frenarla pero ella lo esquivo y alcanzo a decir: – cuidado que mama nos mira!. asi que la madre tabien estaba?, – en una sola patinada la vieja, pero sin sacarle el ojo a la hija porque la sabia media diabla para los amorios. ahi fue que cayo la gente del boliche el resorte y como no estaban invitados hicieron una abalancha para colarse, y entraron corriendo. la primera entrada triunfal la hizo rosadito verdoso, – usted tiene vito al campeon de patinaje sobre hielo?. – no pero me lo imagino, – bueno igual pero sentado y comiendo higo. y atras el resto gabeteando gente para no estresarse. la vieja comento- me gusta porque esta animadito el baile!, y salio abrazada con el viejito que no podia parar. y digame don veridico, no habia alguie que le encontrara solucion al problema?, sastamente si si, el tape olmedo habia caido al baile con una bolsa de arena en el hombro y ntro a desparramar arena y la gente se fue frenando como con la mano, – para que el tape olmedo fue al baile con una bolsa de arena?, -a conquistar novias, se apalabraba una china. le mostraba la bolsa y despues le decia: – tirate que hay arenita!, le rendia una tremendidad.

    Los personajes que nos parecieron graciosos son: Crocoleto Crocoto y Profanita La Poca

    Dichos que nos parecen cómicos: «los músicos le tomaban estereofónico, porque se cruzaban y se pasan de un rincón a otro sin dejar de tocar en una sola patinada»

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  5. SI LAS MUJERES LO MIRABAN FIJO, ADELGAZABA

    Hombre que supo ser asunto serio, un tal Placentero Dolido.

    – ¿Asunto serio, pa qué?

    – Espere que le cuento. Placentero supo estar de novio con Motoneta Menguante, hija del viejo Menguante, que cada vez que se levantaba de la siesta se alunaba, y ella, la nena, con el cuento de las influencias del apellido, dos por tres entraba en algún cuarto.

    – ¿Y de Placentero, qué?

    – A eso iba. Placentero salió flaco de físico y bobo de enamorado. Cuando no lo dejaba colgado una mujer, por bobo, lo dejaba colgado el viento, por flaco. Un hombre, Placentero, que si una mujer lo miraba medio fijo, se atacaba de los nervios y se le aflojaban las uñas, le chicotiaban las rodillas y quedaba medio sordo de los oídos.

    – Sordo de la nariz no conozco.

    – Por eso le digo. Y una noche va Placentero y estaba en un baile, en el Clú de Bocha y Cultural Arrimale con Cariño, cuando cayó la gente del boliche El Resorte, mamaus por unanimidá, que el más fresco era el barcino y llegó bailando el malambo.

    – ¿El gato?

    – No, el malambo.

    – Me pareció que dijo el gato.

    – ¿Gato bailando malambo?

    – ¿Y malambo baila gato?

    – El malambo es un baile.

    – ¿Y el gato?

    – Un felino. Y resulta que Placentero había llegado temprano, pa no encontrarse de sopetón con las mujeres, porque se impresionaba, y al impresionarse adelgazaba y la ropa le bailaba.

    – Si uno va a un baile, hasta la ropa le baila.

    – Estaba en un rincón, armando un tabaquito sin apuro, cosa de mirar pa abajo y no comprometer las vistas, cuando se oyó ruido de carro tirado por caballo con gato arriba.

    – Arriba del caballo.

    – Arriba del carro, en los brazos de la Duvija el gato, en compañía del elenco oficial del Resorte, y un forastero como actor invitado. La Duvija cayó vestida de pollera campanuda que le arrastraba y le sobraba por todos lados, como puchero en fuente chica.

    – El que se desborda es el repollo.

    – Satamente. Y la Duvija se había echado un perfume, que en cuantito entró al baile se desmayaron tres viejitos criollos pero sensibles y hubo que abrir las ventanas. Pa la madrugada, el tape Olmedo la sacó a bailar, y aquella pollera se desplegó, y en las vueltas llegó a levantar tanto viento, que justo a Placentero lo agarró mal parado y allá salió el pobrecito volando por una ventana. Hubo gente que le retiró el saludo porque esas no eran maneras de retirarse. Después, el tape Olmedo comentaba.

    – La verdá que era tan flaco, que nunca hubo mucho pa saludar.

    http://www.youtube.com/watch?v=CfqvoKBx4-A (el tallarin)

    http://www.youtube.com/watch?v=OVVWvo1kTag (la jirafa)

    http://www.youtube.com/watch?v=fg6aqFxxAY0 (la estacion)

    nombres de personajes que nos parecieron graciosos: «el monumento» (del cuento «la jirafa») y «paquidermo trasluz» (del cuento «el tallarín»).
    los dichos que nos resultaron graciosos fueron:

    – «..y un fotógrafo que andaba de paso queriendo vender la máquina, -queriendo vender la máquina,… fotográfica? -No, de picar carne.» (del cuento «el tallarín»).

    – «..-y dígame Don Verídico, cuál fue el destino de la pobre jirafa? -el ferrocarril. -¿el ferrocarril? ¿pero cómo el ferrocarril, la cargaron en un vagón? -No, no señor, como al escuchar el pito bajaba el cogote y lo subía, la usaban de barrera en un paso a nivel.» (del cuento «La jirafa»).

    A nosotras los cuentos nos parecieron muy graciosos y divertidos, la gracia estaba en las palabras, dichos que había en los cuentos, los hechos poco comunes, y también los nombres de los personajes.
    Al crear estos relatos cortos, Julio César Castro, se las tuvo que ingeniar bastante para inventar nombres, expresiones y dichos tan graciosos, y lo que tienen todo de bueno es que son graciosos y aptos para todas las edades y no ofenden a nadie.

    Florencia Orgambide y Valentina Bartaburu 4° 3 Liceo Nuestra Señora del Huerto.

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  6. 1-UNO CON RUEDAS

    Pero más enamorau de las ruedas que Anilino Adulto, difícilmente.
    Hombre muy capacitau pa los inventos, a todo le encajaba ruedas.
    Al brasero, al banquito pa tomar mate, cosa de cebarle a las visitas sin tener que levantarse, al de ordeñar, a la mesa, a los pollos y al catre.
    Cuidadoso pa dormir la siesta, si alguien le golpeaba la puerta él afirmaba una pata contra la paré y sin bajarse del catre iba a ver quién era.
    Si no era gente de hacer pasar, atendía, cerraba, afirmaba la pata en la puerta y se volvía rodando pa su rincón.
    Una noche en un baile, conoció a Bobelina Mocheta. Un lujo e baile. Piso de porlan lustrau, pa poder reventar las pulgas contra el suelo con el talón.
    Acordeona, guitarra, peine con hojilla, cucharas soperas y tamboril.
    Vino tinto y clericó, pa tirar pa arriba.
    El indiaje estaba sacudiendo el aspeto de la persona con una polca, cuando llegó Anilino Adulto.
    Lo primero que hizo fue tirar dos puñados de bolitas en la pista, cosa que la gente bailara como si tuviera rueditas.
    ¡Fue el desparramo del genterío!
    Se desarmaron las parejas y todo el mundo manotiaba en el aire y se abrazaban a cualquiera, y allá iban a rebotar contra las paredes y volvían pal medio, y arrancaban con una bolita pa allá y otra bolita los traía pa acá y se pechaban como cascarudo contra el farol ¡y era el griterío de las viejas nomás!

    Ahí conoció a Bobelina.
    La china había calzau una bolita con el talón, y pa que no se reventara contra la paré Anilino la desvió pal lau de los musiqueros.
    El del peine con hojilla se tragó el peine pero salvó la hojilla.
    Manotón va, bolita viene, Anilino quedó enamorau hasta las muelas y la china similar.
    Pa casarse el hombre puso una condición:
    -¡Rancho con ruedas!¿Agarra?
    – Lo que usté mande, mi gaucho- dijo ella sin un criterio pa nada.

    Se hizo un rancho con ruedas que era una preciosidá de bonito. Venía gente de lejos pa verlo.
    Cuando apretaba el sol, lo corría pal lau de los ucalitos.
    Cuando quería pescar, lo llevaba pal lau del arroyo.
    Cuando no quería recibir visitas lo escondía atrás del galpón de los zapallos.
    Pero un día se levantó bruto temporal, y Anilino se olvidó de calzar el rancho con unas piedras.
    El hombre taba fumando en el catre y la mujer haciendo tortas fritas, cuando el rancho sacudido por el viento salió rodando en una bajadita.
    Sin bajarse, Anilino miró pa fuera por una rendija y después le dijo a su mujer:
    – Parece que vamo a conocer mundo, si Dios quiere y no chocamos.

    El rancho a una velocidá infinita, el hombre fumando en el catre y la mujer haciendo tortas fritas.
    En una vuelta el rancho agarró un pozo, se le abrió la puerta, se inclinó, y Anilino salió rodando en el catre pa fuera. Los dos a toda velocidá.
    El rancho adelante, con la mujer haciendo tortas fritas, y el catre atrás, con el marido fumando.
    Cuando pasaron frente al boliche El Resorte, el tape Olmedo muy mamau taba mirando por la ventana y comentó:
    – Parece mentira señor; no hay un criterio pa nada.
    Que una mujer se vaya del rancho, vaya y pase… pero que se le vaya con el rancho, no tenía visto.
    Bajó medio vaso de vino, miró otra vez pa fuera y agregó:
    – Y menos tenía visto que el marido la persiguiera en catre

    EL PERRO PINTADO
    Fofeto Fulero había conocido mucho mundo porque se le habían desbocado varios caballos y una bicicleta, hasta que no quiso montar más en nada y se dedicó a la pintura. Pintura al agua usaba, que en tiempo de seca tenía que parar el arte. Empezó pintando naturalezas muertas, pero le quedaban tan muertitas que después los vecinos le organizaban velorios y al final gastaba en caña y café y las tenía que enterrar. Pintor de paleta baja, era, y eso que pintaba subido al banquito de ordeñar. Cuando dejó de pintar naturalezas muertas, quiso pintar desnudos, pero no pudo porque todo el mundo andaba vestido. Nunca pudo pintar una puesta de sol, porque lo que tiene la puesta es que no se queda quieta y le va cambiando los tonos porque se le mueve la tierra, y al moverse la tierra se le mueve el caballete, y cuando acá le pegó una pincelada de amarillo allá se le hizo naranja, y del naranja se le va al violeta sin un criterio ni un respeto pal pobre desgraciado que está tratando de serle fiel al paisaje de la naturaleza inquieta. Hasta que una vuelta, lo miró al perro, y le gustó pa pintarlo.
    – Un perro pintado, se puede enfermar.
    Se puso a pintar el perro en una tela. De modelo el perro. Como no se le quedaba quieto, porque era un cuzco juguetón y no tenía costumbre de posar, porque posar es cosa de pájaros, el perro que iba quedando pintado en la tela tampoco tenía una quietud, un sosiego. Si se mueve el modelo se mueve la pintura, así que le quedó igualito hasta en lo movedizo. Cuando lo terminó, llevó el cuadro pal boliche El Resorte.
    – Vengo pa ver si me lo dejan colgar – dijo.
    – Al que habría que colgar es al autor – murmuró un critico de los que nunca faltan en cualquier especie de material a la vista.
    – Pa mi -opinó el tape Olmedo-, a ese perro lo que le falta es cadena. Usté le pinta cadena y le queda de mi flor.
    Allí mismito el maestro le pintó collar y cadena con eslabones. Como la cadena le quedó larga se salía del cuadro. Entonces Rosadito Verdoso la agarró por la punta, dijo «vamos chicho», y lo sacó a pasear al perro. Lo llevó trotando hasta el chiquero de los chanchos, pa que viera, y justo va y se larga a llover y los agarra un chaparrón.
    Perro pintado al agua, en un santiamén se disolvió y no le quedó ni la cadena. Dispués,el tape Olmedo comentó:
    – Pa mi, la pintura es como la papa frita. Si no es al aceite, no hay caso.

    BONITA LA FIESTA
    Una vuelta, en el boliche El Resorte estaban de lo más tranquilos, cuando cayó un tal Difamado Carente y se puso a contar el caso de Litigio Vendaje, el casado con Clorofila Restante, que ella tenia una hermana, Periferia Restante, igualita pero completamente distinta, que era un caso de lo más comentado por lo curioso del caso. No eran malas, pero tenían eso.
    La hermana era de hacerse ver para que la vieran, y no se perdía fiesta cosa de llamar la atención, porque según ella hay que tener una atención propia porque hoy por hoy nadie le presta atención a nadie. Y esa noche en que estaban de lo más tranquilos en el boliche El Resorte, Difamado Carente siguió contando el caso.
    – Cuando el casamiento de Periferia, hubo una fiesta tan bonita que duró hasta el final.
    – Usté perdone, pero las fiestas duran todas hasta el final.
    – No señor, porque si la fiesta hubiera sido aburrida hubiese terminado mucho antes.
    Como en el boliche seguían de lo más tranquilos, el hombre siguió contando.
    – En esa fiesta hubo pa comer de lo que usté ni se imagina.
    – ¿Como ser..?.
    – Por un ejemplo, cebolla rellena de rabaníto relleno.
    – ¿Relleno de qué, el rabanito?.
    – Diente de ajo.
    – No me lo imagino.
    – Por eso le decía. Y pa chupar, grapa con butiá, caña con pitanga, ginebra con dulce de leche batido tipo licor pal frio, y miño pa la humedá. Regalos, ni le cuento.
    – Ya que está, cuente.
    – Un pito de policía caminera casi nuevo, un costurero con mate pa zurcir las medias, media docena de gallinas ponedoras con gallo cantor, tres lechones enjuagados, una yunta de teros pa la vigilancia, una mirilla pa poner en la tranquera, y una caja de fóforos usados pa evitar incendios.
    – Conviene prevenir.
    – Lo malo fue que un gurí medio diablo, fue y abrió la pieza de los regalos, y va el bicherío y se entrevera en el medio del baile. Bandido el muchacho, al ver tanta gallina empezó a tirar maíces pa arriba, como si fuera arroz pa los novios, y mucho grano quedó en los peinados femeninos y las gallinas entraron a volar pa picarlos, y las mujeres a los gritos se las espantaban como si fueran tábanos. A la dueña de casa, que tenía un peinado con relleno y de lo más batido, una bataraza le hizo nido en la cabeza y la toleró los 21 días que marca la ley.
    Como nadie preguntaba nada ni se interesaban, Difamado dejó de contar y se fue medio ofendido por la desatención. Nadie le dio importancia, y esa noche en el boliche El Resorte siguieron de lo más tranquilos, como al principio.

    2- NOMBRES DE 2 PERSONAJES DE LOS CUENTOS: Clorofila Restante y Periferia Restante
    2 DICHOS DE LOS MISMOS: “Eran igualitas pero completamente distintas”
    “Era un caso de lo mas comentado por lo curioso del caso. No eran malas pero tenían eso”

    3- OPINION: Particularmente no conocía los cuentos de “Don Verídico”, escritos por “Juceca”. Todos tienen características comunes, transcurren en el medio rural. Son historias de gente común, basadas en las costumbres cotidianas del campo, que el autor recrea fenomenalmente adornada con su fantástica imaginación y así contar narraciones disparatadas, absurdas y muy hilarantes. Sus personajes tienen nombres insólitos y características muy peculiares; el vocabulario es claro y rustico. Siempre entre la narración o al final aparece el boliche “El Resorte”, donde los personajes se reúnen e intercambian historias.

    Lucia García. 4°3. Colegio y Liceo Nuestra Señora del Huerto.

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  7. CUENTOS:
    http://www.youtube.com/watch?v=CfqvoKBx4-A El Tallarín
    http://www.mundomatero.com/donveridico/confianzudo.html El Confianzudo
    http://www.youtube.com/watch?v=bjhcEKvAxOA El Auto
    Nombres que nos causan gracia:
    • Butifarro Plastun
    • Indefensa Patí
    Dichos que nos causan gracia:
    • «…para no estar gastando lo velaron en el cajón de la cómoda…»
    • «…y como sabían que aquel hombre era fotógrafo? …por lo negativo…»
    OPINION:
    Los cuentos trabajados fueron cuentos atrapantes, graciosos, y realmente disfrutamos leerlos y escucharlos. Creemos que el estilo de escribir de Juceca es muy peculiar, y el detalle de que el mismo los lea, encarnando el personaje de Don Verídico, le da a las obras, un toque especial esto los hace ser originales y más reales. Éstas, tienen humor sano, ya sea por las palabras utilizadas, historias absurdas, ignorancia y nombres de los personajes y la manera de contarlos del Don Verídico, entre otras cosas. Al leer las historias, asumimos que el escenario donde suceden las historias es un ámbito rural, y, un lugar que no falta en ningún cuento es el boliche “El Resorte” donde todos los personajes pasan de vez en cuando por algún trago y algunas soluciones.

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  8. 1)-

    Uno en bote

    El que supo tener problema con un bote fue un tal Rataplán Sinplán, que la mujer le pidió que le comprara un lavarropa y él la levó a vivir junto a un arroyo porque el lavarropa tiene el peligro de la corriente, y el arroyo si no crece, no. Y una mañana fue la mujer y le dijo:
    – Che marido – le dijo – taba viendo que vivimo frente al arroyo pero no tenemo bote.
    Es una vergüenza no tener bote, porque si viene visita y dice «tá lindo pa cruzar el arroyo en bote», una tiene que agachar las vistas y hablar de otra cosa porque no tiene ni un miserable bote pa cruzar el arroyo en bote.
    Si tuvieras dos dedos de frente por uno de fondo, salías a conseguir bote.
    Y el hombre salió a conseguir bote.

    Cuando llegó al boliche El Resorte, taban tomando unos vinitos con gofio la Duvija, el tape Olmedo, Vetusto Patán, Azafrán Penoso, Azulejo Verdoso, el pardo Santiago y un agrimensor que se había perdido en el campo cuando una vaca le pateó el teodolito.
    Taban en eso cuando dentró Rataplán.
    Dentró, saludó, se acodó, pidió un vino y contó todito lo que le pasaba con la mujer, con el arroyo y con el bote que no tenía.
    El pardo Santiago opinó que si la mujer quería cruzar el arroyo, lo mejor era que la empujara atada a una cuerda, pero Rosadito Verdoso dijo que si la mujer era tan cargosa lo mejor era empujarla sin cuerda.
    Que con cuerda, que sin cuerda el tape Olmedo llamó a Azulejo Verdoso en un aparte y fue y le dijo:
    – Vea don azulejo – le dijo – , usté tiene fama de inventor y aquí tenemo un hombre con un problema y sin un bote.
    O le decimo que haga cruzar a la mujer de un sopapo, o le inventamo un bote pa que le haga el gusto. Usté sabrá.
    Azulejo Verdoso estuvo cavilando un rato, dispués agarró un hacha y se fue rumbo al monte.
    Se pasó la noche trabajando la madera con formones y escofinas, y pal otro día tenía un bote que era una preciosidá de bote.
    Hasta nombre le pinjtó a un costau :
    «Bagre viejo», le puso.
    Dispués los llamó a todos pa que lo vieran, y se quedaron de bocas abiertas mirándolo al bote.
    Con cuatro hachazos mas hizo un par de remos pal bote que eran un lujo, y todos se los ponderaron.

    El que no decía nada era el tape Olmedo.
    Se paseaba alrededor del bote con su vasito de vino en la mano y lo miraba serio.
    Por ahí se vé que no aguantó mas, lo llamó al Azulejo Verdoso y le preguntó:
    – Dígame, don Azulejo – le dijo – de que madera es ese bote?
    – Quebracho, por…?
    El tape dijo que prefería no estar presente cuando lo acharan al agua y se fue pal boliche chiflando bajito.
    Pa llevar el bote hasta la orilla del arroyo le fueron poniendo unos rodillos de madera abajo, y dale empujar.
    La Duvija dijo que antes de mojarlo con agua había que bautizarlo.
    Rosadito Verdoso le reventó un par de higos en la proa y se lo dio por bautizado al bote.
    Cuando lo empujaron al agua fueron los aplausos.
    Cuando se iba hundiendo fueron los silencios.
    Rataplán no le quiso ni decir a la mujer lo que había pasau, y la llevó a cuentos hasta el verano.
    Entonces aprovechaba la bajante y la cruzaba en brazos.
    Ella, loca de contenta, se enamoró hasta las muelas, por que le parecía de lo mas romántico, y porque el marido rara vez la dejaba caer de lomo entre las piedras.

    Del Tomate

    Hombre que supo ser asunto serio pa la tierra, aura que dice, Numeraldo Genuino, el casau con Trémula Regada, mujer más difícil que fumar abajo e la ducha.
    Numeraldo era loco por la tierra, y por los tomates.
    Primero habla sido loco por las espinacas, porque le habían dicho que las espinacas tienen mucho fierro.
    Un año plantó un campo de espinacas pa ver si el fierro le daba pa hacerse un tractor.
    Pero no hubo caso.
    Como la espinaca merma mucho, apenas si le dio pa una carretillita.
    Bonita carretifla, pero pa nada más.
    Por ahí fue que descubrió el tomate.
    En un baile lo descubrió.
    Taba bailando de lo más acaramelado con una moza, cuando el tomate le pasó zumbando la oreja y se le fue a estrellar en la nuca a un pelau que estaba por decir un discurso.
    Nunca se supo quién lo tiró, pero por la puntería tiene que haber sido un especialista en el tiro del tomate.
    No le desperdició ni una semilla.
    ¡Se ha reído tanto la gente de aquel tomatazo, que Numeraldo se enamoró del tomate porque nunca había visto nada tan divertidol
    Al otro día se lo dijo a la mujer; sin parar de reírse fue que se lo dijo:
    -Mírá Trémula -le dijo «, pa mí, si hay algo que alegra la vida es el tomate.
    Así que vamo’ a plantar.
    ¡Ha plantau tanto tomate aquel crestiano, que era una tremendidá!
    El campo, todo tomatera, alrededor del rancho todo tomatera, adentro del rancho todo tomatera, abajo del catre todo tomatera.
    Y pa’ sostener las tomateras, terminó con todos los cañaverales del pago.
    Cada tomatera con su caña y su cintita de trapo con una moñita, porque además de prolijo era vistoso pal tomate.
    Pa la cosecha de tomates vino gente de lejos pa darle una mano.
    ¡Levantaron las montañas de cajones de tomates! Miraba las pilas de cajones, y se doblaba de risa porque se acordaba del tomatazo como si lo estuviera viendo.
    Sábado a la noche, salió con diez cajones pa vender en la puerta de los bailes, cosa de hacerse la panzáda viendo tirar tomates.
    El único tomate que vendió, fue a una vieja que lo precisaba pa curar una picadura de bicho peludo.
    Como naides le compraba, empezó a regalar.
    Como naides tiraba ni regalado, tiró él el primero y único tomate que tiró, se lo embocó justito en la frente a un sargento que había dentrau al baile a tomarse una copita.
    Eso sí; no le desperdició una semilla.
    Se lo colocó abajo e la visera de la gorra, y si no le chorreó hasta el ombligo fue por culpa del bigote que rejuntó mucho.
    Cuando lo largaron, como a la semana, cayó por el boliche El Resorte.
    El Tape Olmedo fue el que le preguntó cómo andaban esos tomates.
    -¿Cómo andan esos tomates don Numeraldo? -le dijo.
    El otro precisó varias cañitas pa contar toda su desgracia Contó lo de las tomateras lo del tomatazo, lo de la vieja del bicho peludo lo del sargento bigotudo, y casi en un llanto terminó diciendo:
    -¡Pa pior… no se qué hacer con tanto tomatel
    El tape Olmedo lo aconsejó:
    -Y… si no están muy maduros, lo que puede hacer es ensalada de tomate.
    Numeraldo Genuino dijo que tenía cuatrocientos cajones de tomates, y que el tomate en ensalada le pateaba el hígado, y que ya estaban muy maduros.
    ~Si están muy maduros -aconsejó de nuevo el tape-, lo mejor que puede hacer es salsa de tomate.
    Hace salsa e tomate y se caga e risa.
    ~ pero es mucho tomate pa hacerlo todo salsa e tomate.
    -Y bueno… haga nada más que la mitá!
    Numeraldo se quedó pensando, le pegó un buche a su vasito de caña y negando con la cabeza contestó:
    – Si, pero.. con la otra mitá e los tomates, ¿qué hago?
    Ya fastidiado el tape lo aconsejó por última vez:
    -¡Y con la otra mitá e los tomates haga zapallo en almibar!

    Un Matero

    Pero más estraño que Sosegate Quinteto pa’ tomar mate, difícilmente. Sosegate era el mayor de los Quinteto, que eran seis, casau con Bolereana Tizona, que le decían «La muñeca» porque el marido se la sacó en una rifa.
    Hombre de mal carácter, si de noche roncaba cuando estaba durmiendo, él mismo se chistaba de mala manera.
    Antipático, que nunca se pudo afeitar con navaja porque cuando se veía en el espejo se daba vuelta la cara.
    A los perros los dejaba hacer fiestas nada más que cuando cumplían año.
    Al que movía la cola antes de la fecha le pasaba flor de capina.
    Los caballos que tenía eran todos mala cara, cosa que al montar le hicieran juego.
    Tuvo un pioncito y un día le dijo:
    -Tené cuidau mocoso al acercarte a la overa, no sea cosa que esconda la leche. Lo despidió el mesmo día porque el muchachito le preguntó:
    – ¿Adónde?
    Una tardecita, preparó mate, y con el termo abajo del brazo enderezó pa’l boliche El Resorte. Fusilando una damajuanita e vino, taban la Duvija, el tape Olmedo, Alérgico Folleto, Elaborado Tilingo, el pardo Santiago y Rosadito Verdoso comiendo higos.
    Echado en la puerta mirando la puesta e’ sol, el barcino. Sosegate Quinteto dentró, no saludó, y se acodó al mostrador. En lugar de pedir una copa se puso a tomar mate. El pardo Santiago se lo quedó mirando curioso, porque el hombre amargueaba en un mate cuadrado. El pardo se le arrimó un poquito, y vio que en cada rincón el mate tenía un número, del uno al cuatro. Cuando Sosegate empezaba a tomar mate, ponía la bombilla en el número uno. Cuando iba por los quince mates, ponía la segunda. A los cuarenta mates ponía la tercera, y cuando el mate taba muy lavau la cuarta le entraba sola. Era mate con cuarta automática.
    El pardo Santiago lo estuvo mirando un buen rato, como con ganas de hablarle, pero el hombre no daba lugar. Se mandó medio litro de tinto pa’ agarrar coraje, y fue y lo encaró:
    – Usté desculpe, vecino -le dijo- pero hagamé el servicio de invitarme con un amargo, cosa de cambiarle el paladar al vino.
    Sosegate Quinteto, de muy mala gana le cebó un mate. Cuando se lo dio, taba en primera.
    El pardo Santiago lo agarró, miró al tape Olmedo, y el tape apenas si le hizo una seña con el pucho. El pardo le pegó una chupada al mate y puso la bombilla en segunda. Le pegó otra bruta chupada y le puso tercera, le encajó otra chupada que le hizo roncar el fondo, le revolvió la bombilla y cuando entró la cuarta solita, tiró el mate por la ventana pa’ fuera y lo reventó contra un ucalito.
    Sosegate Quinteto, malísimo, quiso protestar, pero el pardo lo paró en seco.
    – Desculpe vecino, pero se quedó sin freno.

    2)-

    *Nombres graciosos: Azafrán Penoso, Alergico Folleto y Elaborado Tilingo.
    *Frases: «Hombre de mal caracter, si de noche roncaba cuando estaba durmiendo, él mismo se chistaba de mala manera».
    «Un año plantó un campo de espinacas pa ver si el fierro le daba pa hacerse un tractor».

    3)-

    *Comentario: A mi entender son cuentos relativamente cortos y entretenidos.
    El vocabulario utilizado me parece gauchesco, campechano y hasta gracioso.
    Las escenas del cuento se dan en un ambiente campestre.
    Comienza como algo insignificante y en su desarrollo se transforma en algo picaresco.
    Siempre que un personaje se enfrenta a un problema o situación determinada asiste al boliche “El resorte”, (escenario o lugar de encuentro de los personajes) y asi intercambian ideas, opiniones y demás.

    Soledad Medina- 4º3- Colegio y liceo Nra Sra del Huerto

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  9. El entusiasmo mostrado por los estudiantes por este autor nuestro, se vio reflejado en las clases, en las que siguieron, atentos, las historias de Don Verídico que cada uno iba leyendo. Permitió conocer no sólo la obra de un escritor uruguayo de la talla de Julio César Castro, sino también sobre la idiosincracia de la gente de los pueblos de nuestro país, pero sobre todo valorar el humor sano y su eficacia más que nunca demostrada.

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  10. VICIO
    Asunto serio pa’ fumar tabaco, Clotoldino Clotildo, que se colocaba la bombilla del mate de este lado de la boca, en la comisura, y del otro lado el pucho, y de una sola chupada mateaba y pitaba. Y con la zona central del hocico, chiflaba pa’ dentro. Un descontrol pa’l humo.

    –Dicen que el bicho que fuma mucho, es el murciélago.
    –Dejó.
    –Va quedando el sapo nomás.
    –Lo que tiene de malo el sapo, es que traga el humo y no lo suelta, y se va inflando hasta que se vuela y se lo comen los caranchos.
    Pero Clotoldino era un hombre que le fumaba hasta durmiendo, que la mujer se acostaba con un balde de agua junto al catre, porque dos por tres le quemaba las sábanas, que no las podía dar vuelta, porque si las daba vuelta los agujeros le quedaba p’abajo, y el otro cada vez que estiraba una pata por el calambre, enganchaba el dedo gordo y la rajaba.
    Y así como le quemaba sábanas le quemaba los bordes del botiquín o la mesita de luz, porque era de olvidarse el pucho prendido en cualquier lado y prender otro, y así siempre.
    La mujer le hizo de todo pa’ que dejara el vicio, pero él decía que era un vicio menor, y que a los menores hay que tenerles una consideración. Pa’ que dejara, la mujer le entreveraba el tabaco con ají putaparió tostado y machacado a mortero, le marcaba el rancho con zonas pa’ no fumadores, le grababa las primeras toses de la mañana y se las hacía escuchar en el almuerzo, le hacía cuanto tratamiento se conoce, pero no había caso.
    Hasta que una noche fue y lo encaró y le dijo:

    –Mirá Clotoldino de mi alma, o dejás de fumar o te hago tragar el pucho de un sopapo. Vos verás.
    El hombre le sacó la brasa al pucho con la uña del meñique, lo calzó en la oreja y le contestó a la mujer:
    –Lo pensaré.
    Cuando llegó al boliche El Resorte contó todito, y dijo que así no era vida ni pa’ él, ni pa’ la mujer ni pa’l vicio. Alguien dijo que el problema ya venía de la teta materna, y que era un vicio horal porque pitaba a toda hora. Pero la Duvija opinó que podía ser diferente la cosa.
    –Es muy capaz -dijo- que el vicio del hombre no sea chupar el humo sino soplarlo. Lo que habría que hacer, es tratarlo del soplido.
    Pa’ que no estuviera soplando sin un criterio, el tape Olmedo le aconsejó que inflara globos pa’ cumpleaños, que siempre hay una demanda porque la gente no le cumplirá otra cosa, pero año, le cumple anualmente y en fecha, dijo.
    Lo malo fue que después Clotoldino agarró el vicio del globo, y se dormía inflando. Que al final la mujer igual se le fue, porque no había noche que no le reventara un globo en la oreja.

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